Un camión repartidor lleno de animales de peluche recorrerá toda la ciudad durante las próximas semanas, comenzando por el Metpacking District en New York, como parte de la nueva intervención que realiza el artista británico BANKSY.
Sus grafitis valen millones, a tal punto que los pedazos de muro en los que pinta son arrancados y subastados. Desde el 1ro de octubre, instalado durante un mes en New York, se ilustra con nuevas creaciones enigmáticas.
El vehículo, desbordando peluches con una expresión petrificada, recorre las calles de la gran manzana desde el viernes 11 de octubre difundiendo a su paso ruidos atroces de animales sufriendo. Según la « audio guía » que acompaña la obra disponible en el sitio web del artista, esta instalación pretende denunciar « la crueldad engendrada por la industria de la carne ».
Las Sirenas de los Corderos, ( Sirens of the Lambs), es el nombre de la obra, en la que los muñecos representan a una adorable granja que está siendo llevada al matadero, a pesar de su apariencia tierna.
En protesta de la industria de la carne, el camión fue denominado como “La Sirena de Los Corderos“, en alusión a la novela y película “El Silencio de los Inocentes”, que en inglés es oficialmente conocida como “ Silence of the Lambs” (El Silencio de los Corderos).
Para algunos espectadores se trata de una crítica a la forma en que mueren los animales para el consumo humano, otros ven una versión sobre la pérdida de la inocencia infantil.
Al paso del camión por las calles de Nueva York, los niños igual ríen que lloran y los adultos observan sorprendidos como se mueven y chillan los 60 muñecos creados por Banksy.
Después de tantos años, este artista comprometido mantiene voluntariamente el misterio alrededor de su verdadera identidad, pero el narrador del audio guía parece revelar un detalle importante de la infancia de Banksy: el graffitero habría sido profundamente impactado por su paso en una carnicería dónde trabajó durante su niñez. El narrador agrega que “Sirens of the Lambs” encarna de una manera “vaga y seguramente pretenciosa” evocar esta “pérdida de inocencia”, característica del fin de la infancia.
Conforme al tono en general irónico del artista, el guía precisa que el camión contiene 60 adorables peluches animados por cuatro titiriteros totalmente vistos en lycra a los que se les ofrece sólo una pausa al día. Una manera de « probar que los únicos seres vivos menos bien tratados que el ganado son…los titiriteros », concluye el narrador.