Lectura digital vs. lectura en papel

Publicado el August 7, 2013
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La lectura es uno de los pasatiempos más versátiles, puede hacerse virtualmente en cualquier lugar, en cualquier momento. Nunca ha tenido la lectura un acceso tan fácil al público como el que tiene ahora, los libros están disponibles para prácticamente todo el mundo en librerías y bibliotecas. Además, con el mundo digital invadiendo casi todos los aspectos de nuestra vida diaria, la lectura no podía quedarse atrás. El internet ofrece multitudes de libros digitales, desde best-sellers hasta los clásicos de siempre, para ser leídos en casa en nuestros computadores o incluso en cualquiera de los dispositivos móviles actuales, como Kindles.

Pero, ¿qué diferencias fundamentales hay entre estos distintos medios de lectura? ¿Cuál es la mejor opción?

Analicemos primero las diferencias, ventajas y desventajas de cada uno. Los dos métodos más populares en la actualidad son los libros impresos tradicionales y los dispositivos digitales de lectura, como Kindle, Nook, o diferentes tablets; pues estos ofrecen la ventaja primordial de la movilidad.

Los libros tradicionales con sus baterías ilimitadas tienen el aspecto melancólico del significado emocional, es una relación diferente entre lector y libro; una idea romántica de lo que es llevar estos pequeños mundos impresos, con su textura, su aroma, su espacio para subrayar y anotar ideas en las márgenes, esos diferentes detalles que le dan la habilidad al papel de cargar historia consigo, de ser registro físico de pensamientos despertados por sus palabras, de ser parte de lo que el lector ha vivido con el libro. Una especie de recuerdo táctil.

Los dispositivos de lectura digitales son ciertamente una expresión más pragmática que los libros impresos, tienen la practicidad de tener un peso limitado con un potencial de llevar en su memoria de más de 5000 libros. Son una oportunidad que el hombre no había podido tener en ningún otro momento de su historia, la oportunidad de tener su biblioteca siempre consigo, de tener acceso prácticamente ilimitado al mundo de la palabra, al conocimiento en cualquier idioma, en cualquier lugar, sin tener que vivir como Atlas cargando el mundo a cuestas. Estos dispositivos, aunque sin el romance de sus predecesores, son una pequeña puerta al infinito, una puerta que tiene en cuenta necesidades prácticas de nuestra sociedad actual, como las limitaciones de espacio, dinero… y árboles.

Ambas opciones tienen sus limitaciones y beneficios, hay quienes prefieren el papen y descartan la practicidad, hay quienes reciben alegremente la economía del infinito digital, hay quienes aprovechan las bondades de ambos y esperan que ninguno desaparezca.

Lo cierto es que las sociedades evolucionan; en el pasado, esta disponibilidad de la palabra escrita para las masas hubiera sido impensable, y tal vez en un futuro, la palabra impresa se vuelva un recuerdo, un objeto solo para coleccionistas… o tal vez no. Finalmente, se vuelve un esfuerzo desperdiciado el dividirse frente a estas posibilidades, la historia humana es una máquina demasiado implacable para tener en cuenta las controversias, solo nos queda seguir disfrutando de estos imaginarios, sin importar el formato en que se presenten.